ROSARIO NEBRO PERUJO
Tras la lectura del capítulo “Los cuatro pilares de la educación”, la parte que más nos ha llamado la atención, y por ello, en la que nos vamos a centrar es la que argumenta que “…El proceso de adquisición de conocimiento no concluye nunca y puede nutrirse de todo tipo de experiencias. … La enseñanza básica tiene éxito si aporta el impulso y las bases que permitirán seguir aprendiendo durante toda la vida, no sólo en el empleo sino también al margen de él”
Y es que nunca se es demasiado joven para empezar a adquirir conocimientos ni demasiado mayor para seguir haciéndolo, ¿Hay una edad establecida? ¿Hay límites? ¿Hay razones para parar? Da la sensación de que nuestros mayores, sólo por ser mayores ya no tienen posibilidades de avanzar y deben conformarse con lo aprendido en su etapa escolar (que en la gran mayoría de casos fue bastante corta y pobre en conocimientos) y es injusto porque ellos también tienen inquietudes, también pueden y deben cultivar su memoria y su intelecto, también tienen posibilidades además del derecho de aprender a conocer, aprender a ser, aprender a vivir juntos y con los demás y aprender a hacer.
A su manera, son sabios, pero sabios de la vida, sabios porque sus conocimientos son los que se adquieren en la vida, fruto de sus experiencias, emociones, valores, equivocaciones y aciertos….. Han aprendido de lo real, y han tenido la necesidad de poner soluciones inmediatas a problemas reales. Poseen un conocimiento que no se enseña con libros, y que está lleno de valores humanos, principios y creencias.
No tuvieron la oportunidad de tener acceso a la formación académica que se merecían y que todos hemos tenido, y si ahora hay posibilidades ¿Por qué es demasiado tarde?
Os mostramos unas fotos en las que se puede ver que no hay límites ni fronteras.
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